La Doctrina de la Iglesia

The Doctrine of the Church

Los Adventistas del Séptimo Día creen. . .

La iglesia. La iglesia es la comunidad de creyentes que confiesan que Jesucristo es Señor y Salvador. Como continuadores del pueblo de Dios del Antiguo Testamento, se nos invita a salir del mundo; y nos reunimos para adorar, para estar en comunión unos con otros, para recibir instrucción en la Palabra, para la celebración de la Cena del Señor, para servir a toda la humanidad y para proclamar el evangelio en todo el mundo. La iglesia recibe su autoridad de Cristo, que es la Palabra encarnado, y de las Escrituras, que son la Palabra escrita. La iglesia es la familia de Dios; somos adoptados por él como hijos, vivimos sobre la base del nuevo pacto. La iglesia es el cuerpo de Cristo, es una comunidad de fe, de la cual Cristo mismo es la cabeza. La iglesia es la esposa por la cual Cristo murió para poder santificarla y purificarla. Cuando regrese en triunfo, él presentará a sí mismo una iglesia gloriosa, los fieles de todas las edades, adquiridos por su sangre, una iglesia sin mancha, ni arruga, sino santa y sin defecto (Génesis 12:3; Hechos 7:38; Efesios 4:11-15; 3:8-11; Mateo 28:19, 20; 16:13-20; 18:18; Efesios 2:19-22; 1:22, 23; 5:23-27; Colosenses 1:17, 18) —Creencia fundamental 12.

 

El remanente y su misión. La iglesia universal está compuesta de todos los que creen verdaderamente en Cristo; pero en los últimos días, una época de apostasía generalizada, se llamó a un remanente para que guarde los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Este remanente anuncia la llegada de la hora del juicio, proclama la salvación por medio de Cristo y pregona la proximidad de su segunda venida. Esta proclamación está simbolizada por los tres ángeles de Apocalipsis 14; coincide con la hora del juicio en los cielos y, como resultado, se produce una obra de arrepentimiento y reforma en la Tierra. Se invita a todos los creyentes a participar personalmente en este testimonio mundial (Apocalipsis 12:17; 14:6-12; 18:1-4; 2 Corintios 5:10; Judas 3, 14; 1 Pedro 1:16-19; 2 Pedro 3:10-14; Apocalipsis 21:1-14) —Creencia fundamental 13.

 

La unidad del cuerpo de Cristo. La iglesia es un cuerpo constituido por muchos miembros, llamados de entre todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. En Cristo somos una nueva creación; las diferencias de raza, cultura, educación y nacionalidad, y las diferencias entre encumbrados y humildes, ricos y pobres, hombres y mujeres, no deben causar divisiones entre nosotros. Todos somos iguales en Cristo, quien por un mismo Espíritu nos unió en comunión con él y los unos con los otros; debemos servir y ser servidos sin parcialidad ni reservas. Por medio de la revelación de Jesucristo en las Escrituras, participamos de la misma fe y la misma esperanza, y damos a todos un mismo testimonio. Esta unidad tiene sus orígenes en la unicidad del Dios triuno, que nos adoptó como hijos suyos (Romanos 12:4, 5; 1 Corintios 12:12-14; Mateo 28:19, 20; Salmo 133: 1; 2 Corintios 5:16, 17: Hechos 17:26, 27; Gálatas 3:27, 29: Colosenses 3:10-15; Efesios 4:14-16; 4:1-6; Juan 17:20-23) —Creencia fundamental 14.

 

El bautismo. Por medio del bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y resurrección de Jesucristo, y damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad de vida. De este modo reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, llegamos a ser su pueblo y somos recibidos como miembros de su iglesia. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo, del perdón de nuestros pecados y de nuestro recibimiento del Espíritu Santo. Se realiza por inmersión en agua, y depende de una afirmación de fe en Jesús y de la evidencia de arrepentimiento del pecado. Sigue a la instrucción en las Sagradas Escrituras y a la aceptación de sus enseñanzas (Romanos 6:1-6; Colosenses 2:12, 13; Hechos 16:30-33; 22:16; 2:38; Mateo 28:19-20) —Creencia fundamental 15.

 

La Cena del Señor. La Cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y la sangre de Jesús como expresión de fe en él, nuestro Señor y Salvador. Cristo está presente en esta experiencia de comunión para encontrarse con su pueblo y fortalecerlo. Al participar de la Cena, proclamamos gozosamente la muerte del Señor hasta que venga. La preparación para la Cena incluye un examen de conciencia, el arrepentimiento y la confesión. El Maestro ordenó el servicio del lavamiento de los pies para denotar una renovada purificación, para expresar la disposición a servirnos mutuamente en humildad cristiana, y para unir nuestros corazones en amor. El servicio de comunión está abierto a todos los creyentes cristianos (1 Corintios 10:16, 17; 11:23-30; Mateo 26:17-30; Apocalipsis 3:20; Juan 6:48-63; 13:1-17) —Creencia fundamental 16.

 

Los dones y ministerios espirituales. Dios concede a todos los miembros de su iglesia, en todas las épocas, dones espirituales para que cada miembro los emplee en amante ministerio por el bien común de la iglesia y de la humanidad. Concedidos mediante la operación del Espíritu Santo, quien los distribuye entre cada miembro según su voluntad, los dones proveen todos los ministerios y habilidades que la iglesia necesita para cumplir sus funciones divinamente ordenadas. De acuerdo con las Escrituras, estos dones incluyen ministerios —tales como fe, sanidad, profecía, predicación, enseñanza, administración, reconciliación, compasión, servicio abnegado y caridad—, para ayudar y animar a nuestros semejantes. Algunos miembros son llamados por Dios y dotados por el Espíritu para ejercer funciones reconocidas por la iglesia en los ministerios pastorales, de evangelización, apostólicos y de enseñanza, particularmente necesarios con el fin de equipar a los miembros para el servicio, edificar a la iglesia con el objeto de que alcance la madurez espiritual, y promover la unidad de la fe y el conocimiento de Dios. Cuando los miembros emplean estos dones espirituales como fieles mayordomos de la multiforme gracia de Dios, la iglesia queda protegida de la influencia destructora de las falsas doctrinas, crece gracias a un desarrollo que procede de Dios, y se edifica en la fe y el amor (Romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:9-11, 27, 28; Efesios 4:8, 11-16; Hechos 6:1-7; 1 Timoteo 3:1-13; 1 Pedro 4:10, 11) —Creencia fundamental 17.

 

El don de profecía. Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una señal identificadora de la iglesia remanente y se manifestó en el ministerio de Elena G. de White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una permanente y autorizada fuente de verdad que proporciona consuelo, dirección, instrucción y corrección a la iglesia. Ellos también establecen con claridad que la Biblia es la norma por la cual debe ser probada toda enseñanza y toda experiencia (Joel 2:28, 29: Hechos 2:14-21; Hebreos 1:1-3; Apocalipsis 12:17; 19:10) —Creencia fundamental 18.

Seventh-day Adventists believe . . .

The Church. The church is the community of believers who confess Jesus Christ as Lord and Saviour. In continuity with the people of God in Old Testament times, we are called out from the world; and we join together for worship, for fellowship, for instruction in the Word, for the celebration of the Lord's Supper, for service to all mankind, and for the worldwide proclamation of the gospel. The church derives its authority from Christ, who is the incarnate Word, and from the Scriptures, which are the written Word. The church is God's family; adopted by Him as children, its members live on the basis of the new covenant. The church is the body of Christ, a community of faith of which Christ Himself is the Head. The church is the bride for whom Christ died that He might sanctify and cleanse her. At His return in triumph, He will present her to Himself a glorious church, the faithful of all the ages, the purchase of His blood, not having spot or wrinkle, but holy and without blemish. (Gen. 12:3; Acts 7:38; Eph. 4:11-15; 3:8-11; Matt. 28:19, 20; 16:13-20; 18:18; Eph. 2:19-22; 1:22, 23; 5:23-27; Col. 1:17, 18.) —Fundamental Beliefs, 12

 

The Remnant and Its Mission. The Universal church is composed of all who truly believe in Christ, but in the last days, a time of widespread apostasy, a remnant has been called out to keep the commandments of God and the faith of Jesus. This remnant announces the arrival of the judgment hour, proclaims salvation through Christ, and heralds the approach of His second advent. This proclamation is symbolized by the three angels of Revelation 14; it coincides with the work of judgment in heaven and results in a work of repentance and reform on earth. Every believer is called to have a personal part in this worldwide witness. (Rev. 12:17; 14:6-12; 18:1-4; 2 Cor. 5:10; Jude 3, 14; 1 Peter 1:16-19; 2 Peter 3:10-14; Rev. 21:1-14.) —Fundamental Beliefs, 13

 

Unity in the Body of Christ. The church is one body with many members, called from every nation, kindred, tongue, and people. In Christ we are a new creation; distinctions of race, culture, learning, and nationality, and differences between high and low, rich and poor, male and female, must not be divisive among us. We are all equal in Christ, who by one Spirit has bonded us into one fellowship with Him and with one another; we are to serve and be served without partiality or reservation. Through the revelation of Jesus Christ in the Scriptures we share the same faith and hope, and reach out in one witness to all. This unity has its source in the oneness of the triune God, who has adopted us as His children. (Rom. 12:4, 5; 1 Cor. 12:12-14; Matt. 28:19, 20; Ps.133:1; 2 Cor. 5:16, 17; Acts 17:26, 27; Gal. 3:27, 29; Col. 3:10-15; Eph. 4:14-16; 4:1-6; John 17:20-23.) —Fundamental Beliefs, 14

 

Baptism. By baptism we confess our faith in the death and resurrection of Jesus Christ, and testify of our death to sin and of our purpose to walk in newness of life. Thus we acknowledge Christ as Lord and Saviour, become His people, and are received as members by His church. Baptism is a symbol of our union with Christ, the forgiveness of our sins, and our reception of the Holy Spirit. It is by immersion in water and is contingent on an affirmation of faith in Jesus and evidence of repentance of sin. It follows instruction in the Holy Scriptures and acceptance of their teachings. (Rom. 6:1-6; Col. 2:12, 13; Acts 16:30-33; 22:16; 2:38; Matt. 28:19, 20.) —Fundamental Beliefs, 15

 

The Lord's Supper. The Lord's Supper is a participation in the emblems of the body and blood of Jesus as an expression of faith in Him, our Lord and Saviour. In this experience of Communion Christ is present to meet and strengthen His people. As we partake, we joyfully proclaim the Lord's death until He comes again. Preparation for the Supper includes self-examination, repentance, and confession. The Master ordained the service of foot washing to signify renewed cleansing, to express a willingness to serve one another in Christlike humility, and to unite our hearts in love. The Communion service is open too all believing Christians. (1 Cor. 10:16, 17; 11:23-30; Matt. 26:17-30; Rev. 3:20; John 6:48-63; 13:1-17.) —Fundamental Beliefs, 16

 

Spiritual Gifts and Ministries. God bestows upon all members of His church in every age spiritual gifts which each member is to employ in loving ministry for the common good of the church and of humanity. Given by the agency of the Holy Spirit, who apportions to each member as He wills, the gifts provide all abilities and ministries needed by the church to fulfill its divinely ordained functions. According to the Scriptures, these gifts include such ministries as faith, healing, prophecy, proclamation, teaching, administration, reconciliation, compassion, and self-sacrificing service and charity for the help and encouragement of people. Some members are called of God and endowed by the Spirit for functions recognized by the church in pastoral, evangelistic, apostolic, and teaching ministries particularly needed to equip the members for service, to build up the church to spiritual maturity, and to foster unity of the faith and knowledge of God. When members employ these spiritual gifts as faithful stewards of God's varied grace, the church is protected from the destructive influence of false doctrine, grows with a growth that is from God, and is built up in faith and love. (Rom. 12:4-8; 1 Cor. 12:9-11,27, 28; Eph. 4:8, 11-16; Acts 6:1-7; 1 Tim. 3:1-13; 1 Peter 4:10, 11.) —Fundamental Beliefs, 17

 

The Gift of Prophecy. One of the gifts of the Holy Spirit is prophecy. This gift is an identifying mark of the remnant church and was manifested in the ministry of Ellen G. White. As the Lord's messenger, her writings are a continuing and authoritative source of truth which provide for the church comfort, guidance, instruction, and correction. They also make clear that the Bible is the standard by which all teaching and experience must be tested. (Joel 2:28, 29; Acts 2:14-21; Heb. 1:1-3; Rev.12:17; 19:10.) —Fundamental Beliefs, 18

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